Probablemente si ayer el suizo hubiera derrotado al mallorquín ahora yo no estaría escribiendo esto. Habría tratado de olvidar por la vía rápida el resultado final de la épica confrontación que nos ofrecieron los dos campeones.
No ha sido así. Desde luego si el ganador hubiera sido Federer no habría nada que objetar a su triunfo pues habría sido justo vencedor a la vista del magistral repertorio que exhibió.
Roger es un tipo grande. Dicen que como persona también. A mi me saca un poco de quicio, tan educado, tan serio, tan elegante, tan perfecto en su juego.... Nadal me cae mejor, mas campechano, parlanchín y abierto. Dicen que su técnica no es tan buena como la de su rival (hoy por hoy su único rival es Federer) y lo compensa con unas facultades físicas prodigiosas y una cabezonería que desgasta la moral de cualquier contrincante. Esto no es cierto. Nadal es un jugador genial capaz de improvisar golpes en situaciones extremas, lo que pasa es que ver jugar a Federer es como ver un documental sobre la buena práctica del tenis. El tío va sobrado y su ejecución es la que los maestros de este deporte enseñan a los niños que quieren iniciarse en esta disciplina. Es asombroso como una persona tan corpulenta puede desplazarse por la pista recorriéndola de un lado a otro y plantándose en la red en décimas de segundo sabiendo antes de situarse cual va a ser el golpe que resultará inalcanzable para el oponente.
Ayer Federer buscaba su sexto trofeo de Wimbledon. Wimbledon no es cualquier torneo, es el torneo de tenis mas prestigioso de todos. Ganar Winbledon es entrar en la historia, está reservado para los más grandes y es el momento soñado por todo aquel que alguna vez ha empuñado una raqueta .
Hasta que se topó con Nadal se podría decir que Roger no había tenido oposición.
Philippousis apenas le dio problemas y el redneck Roddick aunque es un hueso duro de roer sucumbió tambien a la potencia y alta escuela del suizo.
El choque del 2006 todavía lo tuvo accesible. Ya el año pasado Rafa le dio mas guerra. Esta vez por fin le tocó a Nadal, ganando un partido que estuvo igualado hasta los dos últimos juegos del quinto set.
La final de ayer fue auténticamente un duelo en la cumbrre. Se llegó a suspender dos veces por lluvia y Nadal con ventaja de dos sets tuvo un resbalón que nos hizo pensar que se podría haber lastimado la rodilla. No se aguó la fiesta y pudimos disfruta del duelo hasta el final.
Fue en el último set donde nos brindaron los momentos más memorables Cuando mermadas las fuerzas de ambos, los cañonazos dejaron paso a la fantasía y la astucia con puntos que se hacían eternos en los que los dos jugadores apuraban sus fuerzas devolviendo bolas con golpes que parecían imposibles.
Gracias a estos dos maestros la final de Wimbledon recuperó una magia que parecía perdida para siempre cuando empezaron a retirarse los grandes dinosaurios.
Hubo una generación de tenistas que conseguían eclipsar en las tertulias de los bares y lugares de trabajo a las discusiones sobre temas balompédicos: Jimmy Connors, Bjorn Borg, John McEnroe, Nastase, Lendl y hasta Boris Becker diría yo. Tipos que además de jugar un tenis espectacular eran verdaderos iconos, tipos carismáticos que arrastraban a las masas delante del televisor en cada final.
Después de ellos...el aburrimiento. Con la discreta excepción de Agassi el torneo de Wimbledon se ha visto ocupado durante años con jugadores tan brillantes como insípidos y poco atractivos para el espectador que busca talento, emoción y gestas heroícas que le distraígan un rato de la rutina
Edberg, Nalbandian, Courier, Sampras... Si, grandes jugadores pero ¿qué podías ver en ellos que no vieras en cualquier guaperas que se dejase caer por el polideportivo de tu barrio el sábado por la mañana?
Para ver duelos emocionantes y talentos de la raqueta hemos tenido que volver la mirada hacia el sector femenino. Después de las irrepetibles Billie Jean King, Chris Evert Lloyd (como molaban los nombres triples aunque se quedaran en dobles después de una disputa conyugal) y Martina Navratilova otras han mantenido el buen nivel y nos han ofrecido interesantes momentos: nuestras Arantxa y Conchita, Stefi Graff, Sabatini, Sharapova, Mauresmo, Davenport, la apuñalada Monica Seles, o la espectacular tanto en su juego como en su físico, Venus Williams.
Casi con toda seguridad si no aparece en los próximos meses algun nuevo talento el año que viene se volverá a repetir la final hispano suiza.
Ahora que pienso ¿eso no era un laureado vehículo?
