Cuando Rossel dijo en un acto público para la presentación de una campaña contra el hambre de la Generalitat catalana la Fundació del FC Barcelona y la Fundació del Banc dels Aliments Barcelona que el Barça iba a ganar la final de Copa con una manita para no perder la costumbreme sono a funesto augurio.
Se trataba de un juego, una porra , a la apuesta más alta, más alimentos para los necesitados pero por el cargo y figura del apostante y tratándose de un acto de repercusión mediática, el Presidente culé transgredió una regla de oro de la prudencia deportiva:
Cuando antes de jugar ya te crees ganador has empezado a perder.
De este mal ha muerto muchas veces su rival, el Real Madrid, resultando el más hiriente en la memoria el pronóstico de “chorreo” (qué elegancia) vaticinado por el Presidente accesorio temporal Vicente Boluda, que los merengues iban a propinar al Liverpool en Champions League.
Guardiola sabía bien que no iba a ser así. Ya sabe como las gastan los equipos del portugués Mourinho. La pasada temporada derrotó sin mayor dificultad en noviembre, en Champions League, a un Inter De Milan en construcción. El mismo Inter, trabajado, madurado y convertido ya en un sólido bloque impenetrable y con pegada letal eliminó al Barça de la máxima competición europea en abril. El portugués trabaja despacio pero seguro.
Era previsible entonces que la manita que esta temporada en competición liguera endosó el Barça al Madrid en el camp Nou no iba a tener reflejo en encuentros posteriores.
El partido de vuelta de la competición nacional en el Bernabeu fue la primera prueba de ello. Prescindiendo de la creatividad del superclase turco alemán Ozil, plantó un equipo de gladiadores a la defensiva que frenó todas las acometidas de un Barça que se fue desgastando poco a poco. Los arranques de un bullicioso Villa consiguieron poner al visitante en ventaja forzando un penalti de los que un defensa jamás debe cometer. La entrada entonces de Ozil revolucionó al equipo blanco que empezó a conectar con su parcela ofensiva totalmente inoperante hasta entonces. El Barcelona confiado y desgastado apenas pudo resistir el vendaval y acabó concediendo un empate también por penalti. Dio la sensación de que si el partido dura quince minutos más los tres puntos se hubieran quedado en Madrid.
Así, llegó el momento de la final de Copa Del Rey. El primer título de tres que iba a enfrentar a Guardiola y a Mourinho.
La noche era favorable desdiciendo las agoreras predicciones climátológicas y el escenario impecable, un histórico y abarrotado Mestalla que se resiste a ceder el relevo al moderno estadio empezado por Juan Soler y con las obras en suspenso por falta de presupuesto.
El Madrid apareció sobre el pasto sin “9”. El Barça con toda su artillería.
Durante los primeros 45 minutos, sorprendentemente el Barcelona fue incapaz de crear juego ¿una táctica de Guardiola? no creo. Mas bien Iniesta y Xavi no supieron encontrar su posición en la telaraña madridista o cosa extraña en ellos salieron relajados. La cuestión es que las únicas situaciones de peligro las creo el Madrid casi sin querer y el resto de la primera parte se diluyó entre una agresiva lucha por controlar la situación que pudo haber terminado con expulsiones en cada bando.
En la segunda parte apareció el Barça de verdad, el que juega al ataque y tira de talento colectivo e individual. El Madrid contrarrestó la magia con sudor y concentración. Arbeloa, Sergio Ramos, Carvalho y Pepe demostraron porque son campeones del mundo o titulares en sus selecciones. Iker Casillas permitió llegar a la prórroga con algunas de sus intervenciones milagrosas que ya no sorprenden porque es el mejor portero de la historia del futbol moderno.
El Madrid tambien tuvo las suyas, sobre todo a partir de la entrada del bullicioso armario africano Adebayor, jugador que pese a su aspecto de gigante torpón alberga una prodigiosa capacidad para la improvisación y su poderosa zancada hacen que sea muy difícil de parar en velocidad. Con Di María, el togolés y Cristiano el Madrid afrontaba el final del partido con tres puñales muy afilados. Ya en el minuto 88 Pinto dispusó de su momento para la gloria sacando un balón imposible a Di María.
Y en la prórroga se confirmó la cuesta abajo para el Madrid y la cuesta arriba para el Barça. A los dos minutos el crack se ganó el sueldo. Cristiano hizo de Santillana y se acabó. El Barça fue incapaz de derribar el muro y se le escapó el primero de los tres títulos a disputar contra su rival más enconado.
Una final intensa no apta para cardiacos en la que los dos equipos merecían ganar. Un gran espectáculo de los que crean afición
El madrdismo después de las celebraciones debe guardar con orgullo en la memoria la grandeza que ha significado ganar esta Copa del Rey.
¿Qué le falló a Guardiola?
Desde mi humilde punto de vista, creo que Pedro es un sensacional medio punta-delantero-flotante contra rivales de menor entidad pero en las grandes ocasiones aporta muy poco al juego colectivo. Probablemente Thiago hubiera facilitado las cosas a Villa y a Messi además de ser un factor sorpresa en el planteamiento calculador de Mourinho. Eso y una mayor aportación de Iniesta por las bandas en la primera parte.
El Barça ha ido de más a menos en puntería. Si bien ha barrido del campo a equipos más humildes con goleadas inapelables le ha costado superar a rivales mejor plantados. Messi no va a marcar siempre tres goles por partido y Villa nunca podrá hacer de Eto`o.
De hecho el denominador común en las dos Champions ganadas por el Barça, una con el injustamente olvidado Rijkaard, que fabricó la matriz que ha continuado Pep , otra, la ganada con Guardiola y la del Inter conquistada por Mou es el delantero camerunés Samuel Eto´o. Creo que no hay en el mundo dos jugadores más parecidos en su juego vertiginoso, genial y en su carácter ganador que Cristiano Ronaldo y Samuel Eto´o.
Complicada papeleta se le presenta al Barça en la semifinal de Champions.
Mourinho ya tiene engrasada su maquinaria funcionando a toda potencia mientras que el Barça parece que ha llegado al límite de sus posibilidades.
Guardiola seguro que se está estrujando el cerebro buscando una fisura en la impenetrable estructura defensiva de su rival.
A favor de Guardiola la entidad y la categoría de un equipo que lo ha ganado todo y la confianza en una filosofía de futbol con la que sus pupilos disfrutan.
A favor de Mourinho la experiencia de alguien que tambien lo ha ganado todo y que sabe motivar a sus jugadores exprimiendo todas sus cualidades a favor del trabajo colectivo.
La figura de Mourinho se hizo grande ganando títulos con los trasatlánticos Chelsea o Inter de Milan. Mourinho, el hombre, el entrenador, se hizo grande conquistando la Champions League con el FC Porto.
NI Guardiola ni Mourinho han inventado nada. Antes estuvieron Cruyff, Van Gaal, Ferguson, Beckenbauer, Wenger, Sacchi, Ranieri, Capello, Lippi, Benitez, Aragones, Del Bosque...
Guardiola y Mourinho tienen el carisma y la facultad de transmitir una filosofía de juego ganador a un puñado de futbolistas, desde el mas humilde canterano hasta la superestrella más endiosada. Sus estilos son diferentes, uno creativo y otro conservador, uno busca fulminar al rival a base de goles y el otro anestesiarlo y rematarlo cuando menos se lo espera. Uno comedido y reservado y otro lenguaraz y provocador. Nunca dan puntada sin hilo. La historia y el destino ha querido que tengan que verse las caras al mando de dos de los equipos más importantes del planeta.
Son como Batman y el Joker, son los mejores en su trabajo, dos caras de una misma moneda que siempre apuesta para ganar. Pero al final uno tendrá que perder.
Y yo no sabría decir quien es Batman y quien el Joker.